martes, agosto 07, 2007

Junto a Ti



"...La inocencia de a poco me abandona, nunca en mi vida me sentí tan joven; Había tanta vida en mi y aun así continuo buscando más y más.
Pero aquellos días se han ido, cambiaron como cambia el árbol sus hojas; fueron borrados para siempre por el crudo y helado invierno. Y ahora que la nieve cae mi sol ya no brilla tanto; aun lucho por conservar su calor, con todo lo que queda de mi valor.
Hoy es la ignorancia la que me rodea, nunca antes me habia cobijado en el miedo. Se han llevado todo de mi, el final se acerca..."

Mientras ese cúmulo de ideas rondaba mi cabeza, seguía preparando mi viaje. La sostuve con toda mi fuerza, temiendo que sucediera lo peor. Ella caminó hacia la obscuridad y se volteó para una última mirada; su mirada se clavó en mis ojos y dije: " TE AMO...Adiós"

Hoy, aquí sentado, contemplo el rojo atardecer, muchos años han pasado y pasarán, he vivido mi vida y ahora debo seguir a un lugar donde no podrás seguirme, donde no podrás encontrarme.
Tu eres y serás la ÚNICA, y ahora que mi tiempo ha llegado, ahora que mi vida ha llegado a su fin, miramos hacia el sol.
"Difruta el día, y por favor NO llores;
Ya es tiempo de decir adiós;
Y aunque yo me haya ido;
Continuaré junto a ti, junto a ti..."


___________________________________________________________

Adaptado de "A change of Seasons"; letras: Mike Portnoy

jueves, agosto 02, 2007

La Danza de la Eternidad

"... Y ahí, como una imponente imagen, se erguía ante mi la dulzura de sus movimientos,
la suavidad de su mirada, la ternura de su piel; ahí frente a mi estaba la eternidad de su danza.
Cada movimiento suyo rozaba mi piel, quemaba cada uno de mis intentos de resistencia,
borraba una a una las heridas de un tormentoso pasado que lentamente quedaba en el olvido.
Cada roce suyo erizaba mis cabellos, erizaba cada músculo de mi débil cuerpo logrando que mi pálido rostro esbozara una tímida sonrisa...

Lucía un traje de lentejuelas, teñido de piel e ilusión; cada detalle quedaba grabado a fuego en mis pupilas, que a esas alturas solo lograban divisar un ángel, que lentamente abría sus alas y me elevaba a lo mas alto de su interior; tomó suavemente mi mano y con un susurro casi inaudible dijo: "Ven, bailemos.."

Y así, tomando suavemente mi mano, sentí como recorría cada centímetro de su cuerpo, sentí como sus pequeños poros quedaban al descubierto, excitados por la música que nos envolvía; el sudor que cubría sus telas acelereba los latidos de mi corazón, yo sabía que ya no habría vuelta atrás.

Me deslicé suavemente. Imitando sus movimientos, intenté llevarla más allá de lo que alguna vez soñó, intenté llevarla a aquél lugar donde nuestros cuerpos se fundirían en uno solo; Dios sabe que lo intente...

Y así, en un coma profundo de delirio y pudor, continuamos. Con suaves movimientos de amor intentabamos seguir la melodía que cada segundo se hacía más dulce; se hacía una armonía, esa armonía que encajaba perfectamente con cada suspiro nuestro, con cada una de nuestras miradas y caricias.

Fue entonces cuando recobré la conciencia; a mi lado yacía, tendida en una nube de sudor y lágrimas, reposando con los ojos bien cerrados como queriendo archivar cada una de las escenas de aquella danza; yo a su lado sólo atinaba a decir "...te amo...", contemplando aquel escote que me llevó a la gloria, contemplando a aquella mujer que robó de mi la escencia que por tanto tiempo había guardado, y que aquella noche se esparció por toda la pista...

Es en esa pista, donde aún bailamos, cada noche, embriagados en una danza de sábanas, amor, ternura y caricias sin fin..."