jueves, octubre 18, 2007

Llanto de Un Heroe


"...La picazón que siente en sus rodillas, no es el miedo que tiene sino más bien la molestia de usar esas incomodas rodilleras; el temblor en sus manos no son nervios por su incierto destino, sino el peso de su espada; la molestia en su cabeza no es debido lo que sus ojos ven, sino mas bien la poca visibilidad que le otorga su casco...No siente miedo, sino ansias de terminar de una vez por todas, la travesía que emprendió desde niño, la travesía que aquél día estaba a punto de finalizar.
Una cinta llena de recuerdos de la infancia deambula en un vaivén constante por su mente; nítida es la imagen que proyecta de su sueño de niñez, de su anhelo de poder enfrentar al mítico dragón de 5 esquirlas y 96 mitos; su sueño de infancia se hacía realidad y ahí estaba parado enfrentandose cara a cara con su destino.
Juró regresar; juró, una vez terminada su hazaña, retornar al lado de los suyos, a la luz que guió ciegamente su corazón y que su dios se encargó de iluminar, juró tantas cosas, que siente que han de ser en vano; es que en el fondo de su corazón, desde niño, siempre supo que su existencia culminaba aquél glorioso día. Así fue críado, en valentía y osadía, en honor y respeto, en sangre y sudor, entre polvo y lágrimas...
Tomó ventaja en el combate, atacando fieramente a su enemigo sintió como el acero de su espada quebrantaba la resistencia de su fiero contrincante, y el tibio ardor que sus mejillas sintieron no era más que la sangre en que fue bañado. Tan pronto vuelve a atacar, sus reflejos le fallaron y se vio envuelto por las 5 esquirlas; estaba rodeado y sin posibilidad alguna de escape. Con su espada fuera de alcance, fue brutalmente embestido, cayendo a varios metros de distancia, bañado en un tibio elixir, que enrojecía su mirar; no tuvo tiempo de reacción.
Aún así se levantó, con la firme convicción de vencer; y es que su orgullo no le permitía padecer, su amor a la victoria cegaba cualquier asomo de miedo. Se levantó, encaró y con sus últimas fuerzas lanzó su último ataque...
Una tras otras calleron las esquirlas del dragón; 96 mitos eran uno a uno derribados; una nube de sudor y polvo cubrió la zona de combate... A su lado yacía su espada, su amiga fiel, aquella que tantas batallas le otorgó, ahí reposando en su mano, helada como el viento de invierno, muerta como sus ansias, muerta como su anhelo de niñez...
Sin vida, el caballero emprende su último viaje, aquel sin retorno, aquel que su dios ilumina, aquel viaje hacia su próxima vida, donde por él aguarda el siguiente dragón..."